Canabis, recurso natural renovable – parte I

Publicado por Felipe Arellano 28 de octubre de 2023
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Canabis

Antes que todo, quiero decir que no estoy promoviendo aquí el consumo de canabis, sino que quiero contar un poco de mi historia para ayudar a fomentar un debate amplio e informado al respecto de la planta de canabis como un recurso natural renovable y no simplemente como droga.

La primera vez que vacié mi mente y pude parar de escuchar mis pensamientos fue después de haber fumado cannabis con mi mejor amigo a los 19 años. Ya había fumado muchas veces antes, pero algo me llevó a cuestionarme por qué mi voz interior nunca se detenía. Sin ningún tipo de técnica que conociera en esos tiempos, espontáneamente percibí que sí era posible “no pensar”, aunque sea por períodos cortos de tiempo. No creo que hayan pasado más de 5 segundos dentro de un estado de consciencia diferente al normal. “Yo” estaba presente, pero mi mente estaba en silencio contemplando el cielo y las nubes, lo que para mí fue impactante, a pesar de sólo haber durado tan poco. Eso fue en el año 2002.

Una cosa importante que quiero aclarar, ya que estoy escribiendo en primera persona, es que si bien he vivido varios años en Brasil, soy chileno. Aprovecho el impulso también para decir que la “maconha” fumada en Brasil suele ser diferente a la “marihuana” chilena. Esto porque en Brasil lo más común es encontrarla prensada con amoníaco, orina u otras sustancias, mientras que en Chile es mucho más común consumirla en su estado natural, sin aditivos, aunque existe también el equivalente prensado llamado “paraguayo”, de menor valor. Este proceso lo hacen para facilitar el transporte de los narcotraficantes, ya que disminuye el olor y el volumen, sin disminuir el peso.

Bueno, fue esa “marihuana” natural chilena que comencé a cultivar con 19 años de edad. Debo explicar esto bien. Crecí en una región agrícola productora de vinos, donde culturalmente está naturalizado beber grandes cantidades de alcohol. Mi caso no fue la excepción. Desde los quince años, en asados, en plazas, con mi querida banda de rock, nunca podía faltar algo de alcohol para compartir con los amigos. Reconozco que lo pasé muy bien e hice muchos y muy buenos amigos que conservo hasta hoy gracias a eso, pero también tenía un lado negativo. Debido al exceso etílico me involucré en peleas callejeras, accidentes de tráfico o en resacas con dolores de cabeza en que pensé que me iba a explotar, aunque lo que realmente me explotó en esos años fue el corazón, cuando mi primer gran amor terminó conmigo y derivó en una fuerte crisis existencial. Tenía sólo dieciocho años. Estoy hablando de depresión. En la adolescencia fumaba ocasionalmente canabis. Fue al entrar a la universidad, a los dieciocho, donde comencé a usarla casi diariamente. Notaba mucha diferencia entre los efectos del canabis y el alcohol. Si uno me ponía más agresivo, el otro más pacífico. Sentía que una sustancia me anestesiaba los sentimientos, mientras la otra me ponía más sensible y creativo.

Cuando vino la crisis tuve que ir al psicólogo y luego al psiquiatra, me recetaron antidepresivos que finalmente nunca tomé. Podría decir que fue el comienzo de un despertar espiritual, donde algunos libros sobre reencarnación o filosofías orientales hicieron que sintiera escalofríos al leer ciertas líneas. El canabis me sensibilizaba y me daba lucidez. El alcohol me provocaba euforia momentánea, pero después con la resaca me tiraba hacia abajo con una fuerza brutal. La consecuencia lógica en esos tiempos fue disminuir el consumo de alcohol y aumentar el de canabis.

Para comprar, tenía que ir con amigos a lugares peligrosos y pagar caro por poca cantidad. Pensé que si tenía mis propias plantas ahorraría dinero y sabría exactamente lo que estaba consumiendo, sin exponerme a los peligros de comprarle a un micro traficante, por lo que comencé a buscar información sobre cultivo en internet, donde paralelamente encontré información valiosa sobre el uso medicinal, sin haber pensado buscarla. Imprimí unas diez o doce páginas sobre el uso en diferentes enfermedades y las usé para leerle a mis padres y amigos al respecto. Supongo que ese fue el momento en que se encendieron mis ganas de profundizar sobre esta planta, lo que fue evolucionando y creciendo con el pasar del tiempo, hasta el punto en que actualmente estoy trabajando en la producción de un documental educativo en el que la propuesta es mostrar a la planta no simplemente como una droga recreativa y medicinal, sino verla como un recurso natural extremadamente versátil, el cual la historia y la arqueología han comprobado la importancia que ha tenido en el desarrollo de importantes civilizaciones del planeta. En resumen, la idea es destacar el enorme potencial que tiene el aumento de la producción mundial de canabis teniendo como consecuencia diversos beneficios ambientales, económicos y sociales.

En los próximos artículos abordaré la columna vertebral de los temas del proyecto documental pero desde una perspectiva más personal. Espero aportar un granito de arena para traer algo de luz sobre un asunto polémico, donde lamentablemente la myoría de las veces prevalecen la ignorancia y los mitos a la hora de debatir.

(Continúa en la parte II)

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