Sufrir por amar

Publicado por Carlos Bitencourt Almeida 5 de agosto de 2009

Es frecuente que acontezcan los llamados amores no correspondidos. Deseamos a alguien que no nos quiere. A veces persistimos en desear con la esperanza de que algún día este amor sea correspondido. Dentro de esta categoría ocurren varios tipos de situaciones. En el punto más extremo está alguien que se enamora de alguien que apenas lo nota. No son amigos, a veces son meros conocidos. Puede ser un colega de trabajo, compañero de escuela o alguien que tiene relaciones con nuestra familia. Otro caso, también frecuente, es cuando dos personas son amigas, se llevan bien, realizan tareas juntas, o tienen una convivencia social frecuente y armoniosa. Solo que una desea una relación de hombre y mujer, mientras la otra no está interesada. Otra situación es la que ocurre cuando una relación de pareja o un matrimonio termina. Casi siempre alguien quería continuar y el otro no. En este caso el dolor que involucra acostumbra a ser intenso. Hubo un envolvimiento recíproco, acontecieron situaciones compartidas de alegría y felicidad, soñaron un futuro juntos que no llegó a realizarse o que se realizó y llegó a su fin. La dificultad de conformarse con ese final acostumbra a ser muy grande y el dolor con frecuencia es extremo.

Cuando estamos viviendo un amor no correspondido estamos delirando. Vivimos un sueño, dulce o doloroso, pero estamos durmiendo. No percibimos que la persona de quien estamos enamorados no existe. No existe porque queremos que ella sienta por nosotros lo que no siente. Revestimos un ser humano real con nuestro deseo y llamamos a esto estar amando. El estar enamorado solo es real, lúcido y verdadero cuando es recíproco. Desear a quien no nos quiere es solo una fantasía. No sufrimos por causa del otro sino por causa de nuestro deseo frustrado. Es la carencia lo que nos hace sufrir, no aquello que deseamos. Sufrir por alguien es sufrir por uno mismo. Sufro porque tengo hambre de compañía, porque quiero ser amado y deseado.

Cuando vemos a quien deseamos enamorado de otra persona sufrimos porque este hecho nos fuerza a despertar. Es un sueño tan dulce que no queremos despertar. Los sonámbulos nunca conquistan nada. Es duro ver a alguien que nos amó y deseó involucrado con otra persona. Es duro porque estamos carentes. Si alguien nos desea o no nos desea, no es crimen ni maldad. Es un hecho. Ser amado y deseado solo tiene valor si fuese sincero. No podemos obligar a alguien a querernos. El amor solo vive en libertad. En cautiverio muere inmediatamente.

Comentarios

Deja un comentario

banner

Fundação Metro

¡Haga clic aquí!