El otoño brasilero – parte 2 – La revolución política

Publicado por Nádia Campos 28 de junio de 2013

En la parte anterior formulé algunas preguntas. Entre ellas: ¿qué es este movimiento?

Es la insurgencia de Indignados con el actual sistema político y sus fallas aberrantes. ¿En qué se basa el sistema actual? En elecciones municipales, estatales y federales cada cuatro años, cuando los ciudadanos mayores de 16 años tienen derecho a votar y los mayores de 18 el deber de votar en el candidato de su preferencia, anular su voto o justificar su ausencia. Los candidatos deben pertenecer a algún partido político. En el caso del legislativo, la cuenta de votos depende del resultado de la división de los votos totales del partido por el coeficiente electoral, que es el resultado de la división de votos válidos por el número de puestos. El medio más común de que las personas conozcan a ese “fulano” y sus “propuestas” son los programas de televisión y radio, en que el tiempo varía mucho de partido a partido, teniendo más aquellos partidos con mayores alianzas.

En el caso de Brasil, la polaridad más grande es entre el PT y el PSDB. Durante la campaña electoral es muy común ver fotos de los candidatos con una típica sonrisa forzada, esparcidos por todos lados. Una contaminación visual tremenda. Observé que en la última elección muchos de estos letreros se adjudicaron una pelota roja en la nariz. Aparte de la polución visual, la acústica y el basural que queda esparcido en todos lados, deja a la ciudadanía aborrecida en períodos electorales. Como dijo el escritor Eduardo Galeano, la juventud latinoamericana queda pasmada viendo estos congresos pareciendo circos de pésima calidad. Lo que para los congresistas debe generar una sonrisa maliciosa, termina saliendo muy caro para la tesorería pública, y claro, para nuestras vidas, pues el engranaje que hace al país crecer se mueve con la fuerza de trabajo de las personas. ¡Entonces es lógico que queramos el retorno de esta riqueza en la calidad de nuestras vidas!

Volviendo a las preguntas del primer capítulo: ¿quién es el lider de este movimiento?

Hasta ahora no apareció ninguna cabeza mentora de tanta gente en la calle. Y a quien tenía en la cabeza que todo movimiento tenía que tener un Che Guevara, le quedó una sensación extraña en el aire. Veo esta descentralización como algo muy positivo. Muestra que no somos un rebaño o parte de una pirámide, sino que estamos despertando el líder interior de cada uno de nosotros, tejiendo una red que se extiende, se apoya y multiplica basada en valores de paz y solidaridad. Estamos conectados por un acceso a información cada vez más veloz y amplio. TÚ eres otro YO y YO SOY otro TÚ. Ese es el nuevo paradigma, la nueva consciencia que necesita manifestarse en los planos de la vida práctica.

Reivindicar es importante, pero ahora es momento también de proponer y construir. La madurez de este movimiento se da cuando pensamos en cómo llegar allá. De repente esta gama de abogados recién graduados podría ayudar a defender los interesen comunes para conducir el proceso jurídico que garanta la REFORMA POLÍTICA que el país necesita con urgencia. ¿Ya que estos políticos “cara de outdoor” no nos representan, cómo sería? ¿Cómo se podría organizar el país?

Creo que la descentralización es esencial. Mecanismos eficientes para que la sociedad se organice, tenga voz y poder de decisión. Los salarios de los congresistas podrían ser simbólicos, como en algunos países europeos. Con salarios más bajos y fin de beneficios, existiría más probabilidad de ser atraidas a candidatearse las personas con mayor vocación de servicio colectivo. Si estos parlamentarios vivieran una vida más cercana a la vida del ciudadano común, ellos tendrían mayores beneficios en su desarrollo humano, personal, al final, los políticos deberían sentir que realmente son servidores del pueblo. SÓLO deberían asumir cargos públicos las personas con vocación y con capacidad técnica.

La reforma política brasilera será la base para tantas otras necesarias, al final, así como nosotros, los individuos, el sistema y los gobernantes necesitan ser éticos, verdaderos y transparentes desde la intención interior para que el proceso evolutivo acontezca.

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