Las compuertas del ensueño

Publicado por Editor 23 de julio de 2012

 

Hay siete compuertas. Y los ensoñadores tienen que abrirlas todas, de una en una. Te has dado un soberano chingadazo contra la primera compuerta, la cual debes abrir si es que vas a ensoñar. Hubiera sido inútil hablarte de las compuertas del ensueño antes de que te toparas con la primera. Ahora ya sabes que es un obstáculo, y que tienes que vencerlo.

Ensoñar requiere de toda la energía disponible. Si existe una gran preocupación en nuestras vidas, no hay posibilidad de que ensoñemos. Hay entradas y salidas en el flujo de energía del universo, y en el caso específico de ensoñar hay siete entradas experimentadas como obstáculos, que los brujos llaman siete compuertas del ensueño.

Intentando el cuerpo de ensueño

En el caso particular de la primera compuerta del ensueño, la meta es, intentar que tu cuerpo energético se de cuenta de que te estás quedando dormido. Una sensación como un peso agradable que no nos deja abrir los ojos. Llegamos a esa compuerta en el instante en que nos hacemos conscientes de que estamos cayendo en el sueño, en una placentera oscuridad y pesadez que nos mantiene suspendidos.

No hay pasos que seguir. Uno solamente intenta estar consciente del acto de quedarse dormido. Intentar la primera compuerta del ensueño es uno de los medios descubiertos por los brujos de la antigüedad para llegar a la segunda atención y al cuerpo energético, al cuerpo ensoñador.

El intento o el acto de intentar es algo muy difícil de explicar. Yo, o cualquier otro brujo, pareceríamos un par de idiotas si tratáramos de explicarlo. Ten esto en cuenta cuando oigas lo que te voy a decir a continuación: los brujos intentan cualquier cosa que se proponen intentar, simplemente intentándolo.

Pon mucha atención. Algún día te tocará a ti explicarlo. Lo que te dije parece una idiotez, porque no lo has puesto en el contexto apropiado. Como cualquier otro hombre racional, tú crees que entender es exclusivamente el dominio de nuestra razón, de nuestra mente.

Lo que te dije está en el campo del intento y el acto de intentar. Para los brujos comprender eso pertenece al campo de la energía. Ellos creen que si esa explicación fuera oída por el cuerpo energético, éste la entendería en términos enteramente diferentes a los de la mente. El truco está en llegar al cuerpo energético. Para eso uno necesita muchísima energía.

El cuerpo energético entendería esa afirmación en términos de una sensación física muy difícil de describir. Eso es algo que tú debes experimentar personalmente; de otro modo no hay cómo saber lo que te estoy diciendo.

En ese punto todavía no puedes comprender la importancia de todo eso, no sólo porque no tienes energía suficiente, sino también porque no estás intentando nada. Si lo estuvieses, tu cuerpo energético comprendería de inmediato que la única forma de intentar es concentrando su intento en aquello que deseas intentar.

Se puede decir que esa es la meta total. En el caso particular de la primera compuerta del ensueño, la meta es, intentar que tu cuerpo energético se de cuenta de que te estás quedando dormido. No trates de forzarte para darte cuenta de que te estás durmiendo. Deja que tu cuerpo energético lo haga. Intentar es desear sin desear, hacer sin hacer.

El intento o la intención comienza con una orden. Los antiguos videntes solían decir que si los guerreros van a tener un diálogo interno, deben tener el diálogo apropiado. Para los antiguos brujos, eso significaba el diálogo sobre brujería y la agudeza de su reflexión sobre sí mismos. Para los nuevos videntes no se trata de diálogo, sino de la manipulación sin pasión de la intención por medio de órdenes sobrias.

La manipulación del intento comienza con una orden dada a sí mismo; la orden es entonces repetida hasta tornarse la orden del Águila, y entonces el punto de encaje se mueve de la manera deseada en el momento en que los guerreros alcanzan el silencio interior.

El hecho de que tal maniobra sea posible es algo de la mayor importancia para los videntes, tanto los antiguos cuanto los nuevos, por motivos diametralmente opuestos.

Saber que eso es posible permitió a los antiguos videntes mover sus puntos de encaje a increíbles posiciones de ensueño en el desconocido inconmensurable; para los nuevos videntes significa negarse a ser alimento, significa escapar del Águila, moviendo sus puntos de encaje a una muy peculiar posición de ensueño llamada libertad total.

Acepta el desafío de intentar. Empeña tu determinación silenciosa, sin ningún pensamiento, en convencerte de que alcanzaste el cuerpo energético y de que eres un ensoñador. Eso irá a colocarte automáticamente en la posición de estar consciente de que estás entrando en el sueño.

Oír que debes convencerte a ti mismo te vuelve automáticamente más racional. ¿Cómo te puedes convencer de que eres un ensoñador, cuando sabes que no lo eres? Intentar abarca dos cosas: el acto de convencerte a ti mismo que verdaderamente eres un ensoñador, aunque nunca hayas ensoñado, y el acto de estar convencido.

Intentar es mucho más simple, y al mismo tiempo, infinitamente más complejo. Requiere imaginación, disciplina y propósito.

En tu caso, intentar significa que adquieres la indiscutible certeza corporal de que eres un ensoñador. Sientes con todas las células de tu cuerpo que eres un ensoñador.

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