Voluntad

Publicado por Editor 12 de abril de 2011

La voluntad puede ser descrita como el máximo control de la luminosidad del cuerpo, como un campo de energía, como un nivel de eficiencia, o un estado de ser que surge abruptamente en la vida diaria de un guerrero en un momento dado. Ella es experimentada como una fuerza que se irradia de la parte media del cuerpo, después de un instante del más absoluto silencio, o un instante de pleno terror, o de tristeza profunda; pero no después de un instante de alegría, pues la alegría es muy envolvente para permitir al guerrero la concentración necesaria para usar la luminosidad del cuerpo y llevarlo al silencio.

La voluntad es una cosa muy especial. Acontece misteriosamente. No hay una forma cierta de decir cómo se usa, a no ser que los resultados de usar la voluntad sean extraordinarios. Tal vez la primera cosa que se debe hacer es saber que podemos desarrollarla. El guerrero lo sabe y pasa a esperar eso.

La voluntad es algo muy claro y poderoso que puede dirigir nuestros actos. La voluntad es una cosa que el hombre usa, por ejemplo, para vencer una batalla que él, por todos los cálculos, debía perder. Lo que el brujo llama voluntad es un poder dentro de nosotros. No es una idea, ni un objeto, ni un deseo. La voluntad es lo que te puede hacer vencer cuando tus pensamientos te dicen que estás vencido. La voluntad es lo que torna invulnerable. La voluntad es lo que hace al brujo atravesar una pared; el espacio; ir a la luna, si lo desea.

Lo que tú llamas voluntad es carácter y una disposición fuerte. Lo que un brujo denomina voluntad es una fuerza que viene desde dentro y se agarra al mundo exterior. Sale por la panza, justo donde están las fibras luminosas.

El coraje es otra cosa. Los hombres de coraje son hombres de confianza, nobles, constantemente rodeados por personas que los admiran; sin embargo, muy pocos hombres de coraje tienen voluntad. Generalmente son hombres intrépidos, que suelen practicar actos audaces con sentido común; la mayoría de las veces un hombre corajoso es también atemorizador y temido. La voluntad, por otro lado, trata de hazañas sorprendentes que desafían nuestro sentido común.

La voluntad es un poder. Y como es un poder, tiene que ser controlada y afinada, y eso toma tiempo. Nuestra voluntad opera a pesar de nuestra indulgencia. Por ejemplo, tu voluntad ya está abriendo su brecha poco a poco. Hay una brecha entre nosotros, en el lugar de las fibras luminosas. Como la mollera de un bebé, que se cierra con la edad, esa brecha se abre a medida que la persona desarrolla su voluntad. Es una abertura. Abre un espacio para disparar la voluntad, como una flecha. La voluntad es como una fuerza que es el verdadero eslabón entre los hombres y el mundo – todo lo que nosotros percibimos, de cualquier manera que queramos percibir.

Percibir el mundo acarrea un proceso de aprender todo lo que se nos presenta. Esa percepción especial es efectuada con nuestros sentidos y nuestra voluntad. Un hombre común sólo puede “agarrar” las cosas del mundo con las manos, o con los ojos, o los oídos, pero un brujo puede agarrarlas también con la nariz, o la lengua o la voluntad, especialmente la voluntad. No puedo describir cómo eso es hecho, pero tampoco tú me puedes describir, por ejemplo, cómo es que oyes. Yo también soy capaz de oír, por lo que podemos hablar sobre lo que oímos, pero no sobre cómo oímos. Un brujo usa su voluntad para percibir el mundo. Esa percepción, entre tanto, no es como oír. Cuando miramos el mundo, o cuando lo oímos, tenemos la impresión de que ya está ahí y que es real.

Cuando percibimos el mundo con nuestra voluntad sabemos que no está allí, o que no es tan real como pensamos. La voluntad es una fuerza, un poder. Ver no es una fuerza, sino una manera de penetrar en las cosas. Un brujo puede tener una voluntad muy fuerte y, sin embargo, puede no ver; lo que significa que solamente un hombre de conocimiento percibe el mundo con sus sentidos y con su voluntad, y también viendo. Aquello que podría ayudarte a desarrollar tu voluntad está justo en el medio de todas las pequeñas cosas que haces.

(Copilación Flórion)

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