Laberinto de la penumbra

Publicado por Editor 1 de noviembre de 2013

Tú quieres que te diga si está correcto vivir en uno de esos túneles con los seres inorgánicos; aunque sea sólo para saber lo que la voz del emisario está hablando.

Yo mismo pasé por el mismo problema. Y nadie puede ayudarme, porque esa es una decisión personal y definitiva, una decisión definitiva tomada en el momento en que verbalizas el deseo de vivir en ese mundo. Para conseguir que verbalices ese deseo, los seres inorgánicos van a atender los deseos más secretos.

Eso es realmente diabólico. Pero no solamente en relación a lo que estás pensando. Para ti la parte diabólica es la tentación de ceder, especialmente cuando existen tantas recompensas enormes en juego. Para mí, la naturaleza diabólica del reino de los seres inorgánicos es que él puede muy bien ser el único oasis que los ensoñadores tienen en un universo hostil. Él es definitivamente un puerto seguro para algunos ensoñadores. No para mí. No necesito de puntales ni de pasamanos. Sé quién soy. Estoy solo en un universo hostil y aprendí a decir: ¡que sea!

Expandiendo la percepción

Bajo la influencia del ensueño la realidad sufre una metamorfosis. Existen dos opciones a ser enfrentadas por los ensoñadores: o remodelamos cuidadosamente nuestro sistema de interpretación de los datos sensoriales o lo dejamos completamente de lado.

Remodelar nuestro sistema de interpretación significa intentar su reacondicionamiento. Significa intentar deliberada y cuidadosamente alargar sus capacidades. Viviendo de acuerdo con el camino de los brujos, los ensoñadores economizan y acumulan la energía necesaria para suspender el juicio y así, facilitar esa remodelación pretendida. Si elegimos el reacondicionamiento de nuestros sistemas de interpretación, la realidad se torna fluida, y el ámbito que puede ser real es ampliado sin colocar en peligro la integridad de la realidad. Soñar, entonces, abre de hecho las puertas para los otros aspectos de lo que es real.

Si elegimos dejar de lado nuestro sistema, el ámbito que puede ser percibido sin interpretación crece enormemente. La expansión de nuestra percepción es tan gigantesca que quedamos con muy pocas herramientas para la interpretación sensorial.

Nos resta así una sensación de infinita realidad, que es irreal, o de infinita irrealidad que puede muy bien ser real, pero no lo es. Es la naturaleza de ese reino inorgánico, estimular el secreto. Los seres inorgánicos se esconden en misterio, en la oscuridad. Piense en ese mundo: estacionario, con el objetivo fijo de atraernos como moscas en dirección al fuego.

Hay una cosa que hasta ahora el emisario no osó contarte: que los seres inorgánicos están atrás de nuestra consciencia o de la consciencia de cualquier ser que caiga en sus redes. Ellos dan conocimiento, pero cobran un precio: nuestro ser total.

Los seres inorgánicos son como pescadores. En algún momento el emisario va a mostrarte personas que quedaron presas allá, u otros seres que no son humanos y que también quedaron presos.

Los seres inorgánicos no pueden forzar a nadie a quedarse con ellos. Vivir en su mundo es una cuestión voluntaria. Pero ellos son capaces de hacer prisionero a cualquiera atendiendo a nuestros deseos, mimándonos y cediendo a nuestros anhelos. Cuidado con la consciencia, que es inmóvil. Consciencias así necesitan buscar movimiento, y hacen eso, como ya dije, creando a veces proyecciones fantasmagóricas.

Los seres inorgánicos se prenden a los sentimientos más íntimos de los ensoñadores y juegan con ellos sin piedad. Crean fantasmas para agradar o aterrorizar a los ensoñadores. Los seres inorgánicos son soberbios proyeccionistas que se deleitan en proyectarse como imágenes en la pared, proyecciones fantasmagóricas, a veces.

Los brujos antiguos fueron derribados por su confianza vacía en esas proyecciones. Los antiguos brujos creían que sus aliados tenían poder. No percibían que sus aliados eran energías tenues proyectadas a través de mundos, como en un filme cósmico.

Quiero decir que en nuestro mundo los seres inorgánicos son como imágenes de cine proyectadas en una tela; e incluso puedo agregar que son como imágenes móviles de energía enrarecida proyectada a través de las fronteras de dos mundos.

Enfrentamientos de vida o muerte

Los antiguos brujos describían el mundo de los seres inorgánicos como una burbuja de cavernas porosas flotando en un espacio oscuro. Y describían a los seres inorgánicos como cañas huecas atadas en manojos inconcebibles, como células de nuestro cuerpo. Los brujos antiguos llamaban a esos inconcebibles manojos, el laberinto de la penumbra.

En la opinión de los brujos, el universo es predador, y los brujos, más que cualquier persona, necesitan llevar eso en cuenta en sus actividades diarias de brujería.

La consciencia es compelida intrínsecamente a crecer, y el único modo de crecer es a través de luchas, de enfrentamientos de vida o muerte. La consciencia de los brujos crece mientras ellos sueñan. Y en el momento en que ella crece, alguna cosa afuera reconoce el crecimiento, reconoce y hace una oferta. Los seres inorgánicos son los compradores de esa consciencia nueva y aumentada. Los ensoñadores necesitan estar en estado de alerta todo el tiempo. Son la presa, en el momento en que se aventuran en aquel universo predador.

Los seres inorgánicos hicieron con los antiguos brujos lo que pueden estar haciendo ahora contigo, crearon el sentimiento de que eran especiales, exclusivos, y un sentimiento todavía más perjudicial: el sentimiento de poder. El poder y la sensación de ser especial son fuerzas insoportables que corrompen. ¡Cuidado!

¡Para estar seguro es necesario estar alerta cada segundo! No dejar que nadie decida por ti. Sólo anda al mundo de los seres inorgánicos cuando quieras.

Debes considerar seriamente que los seres inorgánicos tienen medios espantosos a disposición. Su consciencia es soberbia. En comparación, nosotros somos niños,  niños con mucha energía, que los seres inorgánicos codician.

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