El cine es absolutamente ecléctico. Eso refuerza la certeza de que éste es totalmente inclusivo. Hay propuestas para todos los gustos: “Cuando se cierra la cortinita da un estallido de emoción… y entonces todo acontece”, diría Lisbela.
Hoy hablaremos de “Lisbela y el Prisionero”, el primer largometraje del director Guel Arraes, con Débora Falabela, Selton Mello y el magnífico Marcus Nanini. En este filme, la brasileidad está a flor de piel, trayendo una deliciosa comedia romántica de morderse los labios.
Lisbela, una joven recatada de interior que tiene un matrimonio marcado, se enamora de Leleu, un embustero y aventurero romántico. Viven juntos una pasión avasalladora regada de excéntricos personajes del nordeste brasileño.
Leleu, que se involucró con la mujer de un asesino profesional, el temido Frederico Evandro, se ve en serios aprietos cuando intenta preservar su vida y vivir junto su gran amor.
Es totalmente comprensible el hecho de tantas nominaciones de esta obra en el universo cinematográfico, merecedora del premio de mejor banda sonora.
Es una película de esas que quedan impregnadas en el subconsciente, con sus escenas, la fotografía y las lindas canciones de Los Hermanos y Caetano Veloso.
“Lisbela y el Prisionero” presenta un enredo que raya entre lo ordinario y lo romántico, siendo osado y, sobretodo, una superproducción brasileña.
La vi tres veces. Sola, con mi marido y con mi hija de quince años. Incluso, pretendo verla en el futuro con mis nietos.
¡Inusitado, dulce y gracioso!
Hasta la próxima.
Vea el trailer:
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