El novio de mi hijo

Publicado por Sebastião Verly 22 de febrero de 2010

O namorado do meu filho

Después de bastante esfuerzo para salir de casa, sedentarismo que practico por comodidad o por fuerza mayor, tomé coraje y fui a visitar a un viejo amigo, padre de dos hijas y un hijo que está con cerca de 30 años y continúa soltero. Como él vive en una casa térrea, cuando lo visito nos quedamos ahí bajo el cobertizo conversando nostálgicamente.

Cuando estamos juntos hablamos de los cambios que en los días actuales están siendo cada vez más constantes. Comenzamos por los eventos que vienen causando mudanzas como la desintegración de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, el advenimiento de Internet, la abertura de China, la elección de Barack Obama, un negro al frente de la mayor potencia del mundo, el premio Nobel de la Paz concedido a ese presidente, el gran número de mujeres al frente de los gobiernos de varios países, un ahorcamiento en pleno siglo XXI, el de Sadam Hussein, la gran crisis económica mundial y sus consecuencias. El otro día, Barack Obama nombró como consejera de gobierno a una transexual.

Comentábamos también sobre la mudanza de hábitos y costumbres que tanto asusta a las personas de edad avanzada como nosotros dos. Hoy las parejas no se sienten más obligadas a continuar conviviendo sin amor, como en los viejos tiempos. Por cualquier cosa que los irrite se separan; los hijos e hijas, los jóvenes en general, se sienten muy independientes y abandonan todas las costumbres tradicionales; surgen los rebeldes sin causa ¿o sin calzas? Los gobernantes y políticos en general encuentran natural ser deshonestos. Por otro lado, las personas piensan dos veces antes de depositar un material a la basura y quieren aprender de personas más esclarecidas lo que tienen qué hacer con un material u otro. Muchas personas no usan más jabones perfumados en aguas naturales, ya que el perfume contamina y degrada las fuentes, manantiales y corrientes. El calentamiento global ha llevado a mucha gente a mudar los hábitos y actuar con más mesura. Paradojalmente, el consumismo es una avalancha. La basura aumenta cerca de 10 por ciento al año. En suma, todo está cambiando rápidamente y aquellos que no se adapten serán barridos del mundo competitivo en las próximas décadas.

Mientras hablábamos de esos acontecimientos y de las mudanzas, llegó al portón un muchacho guapo llamando al hijo de mi amigo. Con un grito suave del nombre del joven, él luego apareció todo arregladito y se fue despidiéndose de su padre con un beso en el rostro y el aviso de que no volvería a dormir en casa.

Con una pequeña dosis de curiosidad, quise saber para donde estaba yendo su hijo, pues me pareció que haría un pequeño viaje, ya que solo volvería al día siguiente, como dio a entender.

Mi anfitrión explicó con bastante naturalidad para mi gusto:

-No, ese muchacho es el novio de mi hijo.

Son los vientos de cambio soplando con toda su fuerza.

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