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Ser niño
Publicado por Sânia Campos en Devaneos
data: 15/09/2010
En la silla de la terraza, una vez más yo volaba en mis pensamientos y recuerdos. Pensaba en la brevedad de la vida y en la impermanencia, cuando me vino la canción de Lulu Santos: “¡todo muda todo el tiempo, en el muuuuuundo!”. Sentía el frescor del viento en mi rostro. Y quedé admirada con el bienestar que esto me trajo. ¡Tan simple! Y esta sensación provocó un viaje en el tiempo. Y fui tirando en los hilos de la memoria escenas de cuando era niña y corría por el patio. Yo conocía cada rincón de este patio con detalles: dónde estaban los hormigueros, los nidos de pajaritos, los árboles, sus hojas y sus frutos. Comer fruta, guayaba, mandarina, mango, ciruela, caqui y tantas otras, cosechados ahí mismo.
Ese patio era del tamaño del mundo. Allí inventábamos, junto a mis hermanos, juegos e historias. Algunos días, aventuras emocionantes y peligrosas, desde la caza a tesoros, viajes largos, escalar picos y cerros, construir ciudades, fabricar ladrillos de barro, montar haciendas… También eran comunes los juegos como “soltar cometas”, jugar a las canicas o jugar rayuela. Tiempo de entregarse a cada momento presente. El contacto con cada habitante de ese patio era emocionante: las piedras, la tierra, los animales, insectos y plantas. Al final de un día en el patio, muchas veces la rodilla estaba despellejada, con la ropa y el cuerpo cubiertos de tierra y polvo.
Había una alegría leve y simple. Fue en este tiempo que aprendí a gustar de andar descalza y pisar la tierra.
¡Cómo fue bueno ser niña en el patio de mi infancia!
Vãnia Martins Rodreiguez - Betim
28/09/2010
Sânia querida,
Meninar eternamente faz parte da história daqueles que não têm medo de ser feliz.
É estar aberto as delícias da imaginação.
Beijo grande!
Vaninha
Carlos Foscolo / POMPÉU-MG
9/10/2010
Olá Sânia,
Gostei muito do termo meninar: Foi a primeira vez que o ouvi. Chamou-me a atenção o inicio de seu artigo quando você fala da “brevidade da vida e na impermanência”. Se todos pensassem nisso com mais freqüência, talvez fossem individualmente menos felizes, mas a coletividade realmente teria muito a lucrar com isso.
Seu artigo, com certeza, desempenhará um grande papel na educação e compreensão dos pensamentos e atitudes de meu filho Hugo, de apenas 4 anos de idade. É possível que eu mude muitas de minhas atitudes com relação a ele e na compreensão de suas necessidades e manifestações.
Muito bom.
Um abraço
Carlos Foscolo