Sacerdocio y Política – Parte 4 – Política en el Evangelio

Publicado por Padre Joao Delco Mesquita Penna 20 de agosto de 2012

Los evangelios nos enseñan que el maestro Jesús de Nazaret fue condenado a muerte por un complot de poderes políticos, económicos y religiosos de su época. En el tiempo de Jesús los partidos políticos eran también religiosos: la misma ley organizaba el culto al Dios único y la vida política del pueblo. Cada partido defendía un programa diferente dependiendo de sus intereses y Jesús adopta una actitud crítica en relación a los abusos de poder de las clases dominantes.

Las comparaciones utilizadas por Jesús, según los textos de los Evangelios, esclarecen su posición frente a aquellos que usan el poder político para oprimir y dominar: “ustedes cargan al pueblo con fardos difíciles de llevar, y ni siquiera tocan con un dedo esos fardos” (Lucas, cap. 11,46), Jesús también enfrenta al poderoso Rey Herodes, llamándolo zorra (Lucas 13,32). Y aún más, Jesús cuestiona la legitimidad de los responsables de la nación judía: “Ellos serán expulsados, como los señores de las viñas, ellas serán dadas a otros.” (Marcos, cap. 12,9). Así, Jesús enfrenta los conflictos generados por el sistema político de las autoridades de Palestina, desenmascarando la falsedad y la opresión.

Por qué murió Jesús? Una causa incontestable por diversos estudiosos y teólogos al respecto del asesinato de Jesús y la cuestión del poder político. Los dirigentes religiosos y políticos de los judíos de ese tiempo, para condenar a Jesús a muerte, apelan a Pilatos, representante legal del Imperio Romano, transfiriéndole la responsabilidad de su juicio y ejecución. Se levantaron todas las acusaciones de subversión política contra Él.

Lo presentaron ante Pilatos como un hombre políticamente peligroso para el poder romano, cuando lo acusan: “Encontramos a este hombre subvertiendo a nuestra nación, impidiendo que se paguen los impuestos al Cesar y diciendo ser el Rey-Mesías” (Lc 23,2). Quien tiene fe cristiana y política tiene mayores razones, condiciones e instrumentos para hacer política a partir de la óptica de la fe. ¿Será que todavía podemos decir que Jesús no tomó partido? No podemos afirmar categóricamente que Jesús tuvo simpatía por algún partido político de su época, pero sí podemos afirmar con toda convicción que Jesús asume la identificación de su misión en la defensa de la vida de los pobres, marginales, oprimidos y excluidos de su época.

El espíritu del Señor está sobre mí, pues él me consagró con la unción, para anunciar la Buena Nueva a los pobres; me envió para proclamar la liberación a los presos, y a los ciegos la recuperación de la vista; para liberar a los oprimidos, y para proclamar un año de gracia del Señor” (Lc. 4,18; Is 61, 1-2).  Por lo tanto, no participar en la Política, con “P” mayúscula, omitirse, es la peor forma de hacer política para alguien que se dice cristiano, seguidor de Jesús. La sabiduría popular dice: “La peor política es la política de los brazos cruzados”. La Política es una de las mejores formas de amar al prójimo, pues busca la solución de los problemas a partir de la raíz. Es donde se tiene la oportunidad de prestar un servicio de calidad a una población, en especial el rescate de la ciudadanía de los menos favorecidos y a los que viven en la exclusión Social.

Durante el VI Encuentro Mineiro de los Padres en la Política Partidaria, realizado en Belo Horizonte en 2008, fue redactado un manifiesto que continúa actual, y lo tomé como base para construir este texto, y transcribo su conclusión: “Repudiamos con indignación la postura de quien pretende ser dueño de las personas y del poder y hace lo que quiere sin siquiera escuchar al otro. El problema no es que los padres participen de la Política. El problema es que muchos padres abandonen el mundo de la Fe-Política.

Probablemente el comprometimiento de padres en la política partidaria, cuestión controvertida para muchos sectores eclesiásticos, expresa lo que los evangelios se esforzaron en registrar sobre el testimonio de Jesús amenazado de muerte (y de resurrección): “No penséis que vine a traer paz a la Tierra. No vine a traer paz sino división” (Mt 10,34; Lc 12,51) El galileo enfrentó los conflictos, tomó partido por el lado de los oprimidos, y por eso fue condenado a muerte. No se contentó con una paz de cementerio, ni con una unidad aparente”.

Finalmente, querido lector, sea votando en padres o no, lo que no podemos tolerar más es convivir con políticos sin preparo asumiendo cargos en la condición de nuestros representantes. Contrarios al proceso de dominación y expropiación, debemos buscar una alternativa para cambiar el modelo clientelista de hacer política y asumir una postura respetuosa y responsable con nuestros semejantes, aproximándonos a la ética y enfrentando las prácticas de extorsión y corrupción que en los tiempos actuales parecen ser inherentes a la condición humana, pero que en realidad impregnan nuestro sistema político caduco.

Que nuestro Dios permita que las elecciones de octubre de este año 2012 pueda traernos a nosotros y a toda nuestra sociedad mayor consciencia ciudadana, que los electos puedan contribuir realmente con la construcción de una nueva sociedad. En estos tiempos de mudanza, aprender la sabiduría del buen vivir, o sea, abrir nuestras mentes, saber convivir con nosotros mismos, con los otros y con la pluralidad y diversidad de la sociedad en transformación.

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