I – Serra das Araras, Devoción y Superación

Publicado por Padre Joao Delco Mesquita Penna 14 de diciembre de 2011

De la serie Peregrinaciones Religiosas en el Gran Sertón

Situada en pleno norte de Minas Gerais, la Comunidad de Serra das Araras, hoy distrito del municipio de Chapada Gaúcha, cada año durante la primera quincena de junio, es palco de diferentes expresiones de fe del pueblo de Dios. Miles de romeros y pagadores de promesas llegan en peregrinación, venidos a pie, a caballo, en carros particulares o arrendados, buses o motos. Agradecen a Dios por la intercesión de Santo Antonio da Serra das Araras, santo popular venerado hace siglos en la región.

El pequeño poblado es destino obligatorio de miles de romeros devotos del santo, que vienen principalmente del norte y noroeste de Minas Gerais, pero también de otras regiones de Brasil, que soñaron y se prepararon esperanzados para la gran fiesta. Son los llamados Peregrinos de Santo Antonio, quienes mudan la rutina de la aldea durante los días del evento y mueven la economía local.

De acuerdo con algunos relatos, la comunidad de Serra das Araras nació entre cien y ciento cincuenta años atrás, en función del aparecimiento de una imagen de Santo Antonio en lo alto de la Serra das Araras. La imagen fue llevada para la villa y una capillita de paja fue erguida. Pero la imagen no se quedó. Reapareció en la sierra adonde había sido encontrada. Después de una secuencia de desaparecimientos y nuevos aparecimientos en el lugar de origen, ella fue respetada como siendo encantada o divina, porque ella andaba, o sea, siempre volvía a su lugar de origen. La noticia se diseminó por la región y fueron surgiendo las sucesivas olas de visitas a la imagen y con el pasar del tiempo las peregrinaciones se tornaron regulares al lugar donde se desarrolló la villa, hoy distrito de Serra das Araras.

No se sabe a ciencia cierta cuándo comenzaron las primeras peregrinaciones. Según la versión popular y de algunos historiadores, hace más de cien años que el pueblo de esa región agradece la intercesión del santo de los pobres, santo del pueblo sufridor del Gran Sertón, expresión inmortalizada en la obra literaria de Guimarães Rosa, esperanzas fortalecidas por la fe en Dios.

Las romerías en Brasil y en Latinoamérica siempre tuvieron una fuerte ligación con la Fe o Mística, la vida sufrida del pueblo, la lucha en defensa de la vida, que pasa por la lucha y conquista de la tierra. Históricamente el distrito de Serra das Araras está situado en una región de grandes conflictos de tierra, marcada por la opresión de los grandes hacendados y coroneles latifundistas y por la extrema pobreza del pueblo. Fue en la antigua aldea de Brejo da Passagem, nombre original de Serra das Araras, que en el inicio del siglo XX, el justiciero Antonio Dó, fugitivo de la policía, se estableció y reinó durante años como una especie de mandatario, dueño de la región. Cinco veces sus hechos son recordados en el “Gran Sertón: Veredas”, de Guimarães Rosa.

Vale la pena agregar que en el distrito de Serra das Araras existen varias comunidades quilombolas, remanentes de quilombos, pequeñas villas formadas por esclavos fugitivos, siendo la principal de ellas el “Vão dos Buracos”. Está situada en un lugar paradisíaco al interior de un desfiladero de hasta trescientos metros de desnivel, donde nace el Río Pardo, afluente del margen izquierdo del Río São Francisco. Es en esos desfiladeros en que las araras, grandes aves coloridas brasileñas, hacen agujeros que usan como nidos, a más de cien metros del suelo y del pico, fenómeno que da nombre al lugar. Por el tipo de suelo barroso y movedizo es imposible hacer caminos de acceso dentro del desfiladeros, ni siquiera para caballos, que se tornó merecedor de una notable cita de Guimarães Rosa en el Gran Sertón: “El Vão dos Buracos es el lugar donde ni el más intrépido de los yagunzos se aventura a ir atrás de sus desafectos”. El Vão era el refugio de los bandos debilitados que buscaban la recuperación de fuerzas. También fue en una ciudad vecina, São Francisco, que el 16 de diciembre de 1984 el líder sindical de los trabajadores rurales del municipio, Elói Ferreira da Silva, fue asesinado por su lucha en defensa de la tierra.

Con la creación del municipio de la Chapada Gaúcha, desmembrado de São Francisco, la fiesta pasó a recibir un mayor incentivo del poder público. La organización les corresponde a los representantes de la Municipalidad, al Consejo Parroquial y a la comunidad local. El año 2009 la Fiesta y Romería de Santo Antonio de Serra das Araras fue registrada como Patrimonio Cultural del Municipio, con aprobación del COMPAC – Consejo Municipal del Patrimonio Cultural de Chapada Gaúcha y la Cámara de Concejales a través de una ley específica.  Recientemente la Iglesia de Santo Antonio de Serra das Araras, por determinación de la Diócesis de Januária, fue reconocida como Santuario de la Iglesia Católica en el Norte de Minas Gerais, y se tornó el Primer Santuario “Antonino”, o sea, dedicado a Santo Antonio.

La romería centenaria de Serra das Araras representa una importante fuente de ingresos para los habitantes locales, principalmente con la venta de productos artesanales y de los servicios de hospedaje en cuartos, ranchos y casas. Observamos también la intensificación del comercio en las calles y avenidas tomadas por los vendedores ambulantes que van llegando de diversos lugares ofreciendo sus productos.

Cada año la fiesta gana nuevos atractivos, como la llegada de cabalgatas, grupos de motociclistas y shows en la plaza pública con artistas locales y regionales. En fin, ¡es una fiesta realmente única! La cotidiana calma de la villa da lugar a la agitación de ciudad grande. Diversas etnias, razas y credos interactúan en un ambiente de Fe y Devoción Popular, tornando a la tradicional fiesta de Serra das Araras una de las mayores fiestas religiosas del interior de Minas Gerais. Tal vez a través de los hechos históricos podemos encontrar explicaciones para tamaña grandeza de Fe y Devoción de un pueblo marcado a lo largo del tiempo por la extrema pobreza, conflictos sociales, sufrimiento, pero también por la resistencia y la superación.

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