Los seres inorgánicos

Publicado por Editor 10 de septiembre de 2012

 

La vida y la conciencia, siendo exclusivamente una cuestión de energía, no son propiedad exclusiva de los organismos. Los brujos han visto dos tipos de seres conscientes en la tierra: los seres orgánicos y los seres inorgánicos; y que comparando unos con otros, han visto que ambos son masas luminosas, traspasadas desde todo ángulo imaginable por millones de filamentos energéticos del universo. La diferencia entre una clase y la otra es en su forma y en su grado de luminosidad. Los seres inorgánicos son largos, parecidos a una vela, pero opacos, mientras que los seres orgánicos son redondos y sin duda los más luminosos.

Otra notable diferencia es que la vida y la conciencia de los seres orgánicos es corta, ya que están hechos para efectuar movimientos rápidos y estar siempre de prisa; mientras que la vida de los seres inorgánicos es infinitamente más larga, y su conciencia infinitamente más calma y profunda.

Los brujos no tienen ningún problema en interactuar con ellos. Los seres inorgánicos poseen el ingrediente crucial para esta interacción: conciencia de ser. Para los brujos, el tener vida quiere decir tener conciencia de ser. Quiere decir tener un punto de encaje, con su resplandor de conciencia; esta es una condición indicadora para los brujos de que el ser que los enfrenta, ya sea orgánico o inorgánico, es totalmente capaz de percibir. Los brujos toman la percepción como clave de estar vivo. Es muy difícil decir qué es lo que sucede con ellos. Digamos que esos seres son atraídos por nosotros, o mejor aún, digamos que están obligados a interactuar con nosotros.

La dificultad con los seres inorgánicos es que su conciencia de ser es muy lenta en comparación con la nuestra. Les toma años reconocer a un brujo. De allí que es aconsejable tener paciencia y saber esperar. Tarde o temprano se nos presentan. Pero no como tú o yo lo haríamos. Tienen una manera muy peculiar de hacerse notar.

Los atraen en el sueño. Te dije que los brujos hacen algo más que atraerlos; con el acto de ensoñar, los brujos obligan a esos seres a interactuar con ellos.

Ensoñar es sostener la posición a la que el punto de encaje se desplazó durante los sueños. Este acto crea una carga de energía muy especial, la cual los atrae y atrapa su atención. Es como poner cebo en un anzuelo; los peces se van tras él. Al llegar a las dos primeras compuertas del ensueño y al cruzarlas, los brujos les tiran el anzuelo a esos seres, y los obligan a presentarse.

Al cruzar la segunda compuerta, les hiciste saber que estás en subasta. Ahora debes esperar a que te den una señal de su parte. Posiblemente la aparición de uno de ellos. Soy de la opinión que su señal va a ser simplemente una interferencia en tus sueños. Creo que los sobresaltos de miedo que estás experimentando últimamente no son indigestión, sino sacudidas de energía que te producen los seres inorgánicos.

Se materializan, a veces, en el mundo diario, delante de nosotros. La mayoría de las veces, su presencia es invisible y se caracteriza por una sacudida del cuerpo entero, una especie de estremecimiento que sale desde el tuétano. Algunas veces los sentimos de la forma en que tú lo estás sintiendo, como un sobresalto de miedo. La mayoría de las veces se materializan delante de nosotros. Puesto que normalmente no tenemos ninguna experiencia con ellos, en las primeras etapas del ensueño nos pueden saturar con un miedo más allá de toda medida; un verdadero peligro para nosotros. Pueden usar ese miedo para seguirnos hasta aquí, con resultados desastrosos para nosotros.

El miedo se nos puede pegar tan profundamente que tendríamos que ser muy abusados para salirnos de él. Los seres inorgánicos pueden ser peor que la peste. Con el miedo que nos hacen sentir, pueden fácilmente volvernos locos de remate.

Nuestra expectativa normal, cuando interactuamos con nuestros semejantes o con otros seres orgánicos, es obtener una respuesta inmediata a nuestro deseo de interacción. Con los seres inorgánicos esa expectativa nuestra debe ser recalibrada, puesto que están separados de nosotros por una formidable barrera: energía que se mueve a una velocidad diferente. Los brujos deben considerar esta diferencia y alargar la duración de su deseo de interactuar con ellos y sostenerlo durante todo el tiempo que sea necesario.

La práctica del ensueño es el único modo de interactuar con ellos. Para lograr un perfecto resultado, a la práctica se debe agregar el intento de alcanzar a esos seres inorgánicos, pero alcanzarlos con una sensación de poder y confianza, con una sensación de fuerza, de desapego. Se deben evitar a toda costa sensaciones de miedo o morbosidad. Son bastante mórbidos de por sí; aumentar su morbosidad con la nuestra es una imbecilidad.

Los brujos se unen a los seres inorgánicos, se transforman en aliados. Forman asociaciones, crean amistades extraordinarias. Yo le llamo a eso absurdas empresas, en las que la percepción desempeñaba un papel predominante. Somos seres sociales. Inevitablemente buscamos la compañía de seres conscientes.

El secreto es no temer a los seres inorgánicos, y esto se debe hacer desde el principio. El intento con el cual se les debe encarar es de poder y de abandono. En ese intento se debe codificar el siguiente mensaje: ‘no te temo. Ven a verme. Si lo haces, te daré la bienvenida. Si no quieres venir, te voy a extrañar’. Con un mensaje como éste les entra tanta curiosidad que no pueden dejar de venir.

Los ensoñadores buscan alianzas con otros seres durante su ensueño. Puede que esto te sorprenda, pero los ensoñadores automáticamente buscan grupos de seres; en este caso núcleos de seres inorgánicos. Los ensoñadores van ávidamente al encuentro de esos seres.

Para nosotros, los seres inorgánicos son una novedad. Y para ellos, la novedad es que uno de los nuestros cruce los límites de su reino. Toparse con ellos es algo inevitable. Lo único que uno puede hacer es tener siempre en cuenta que, con su espléndida conciencia de ser, los seres inorgánicos ejercen una tremenda atracción sobre los ensoñadores y pueden transportarlos fácilmente a mundos indescriptibles.

Los brujos de la antigüedad fueron los que les dieron el nombre de aliados. Sus aliados les enseñaron a mover el punto de encaje fuera de los límites del huevo luminoso, a un universo no humano. Cuando transportan a un brujo, lo transportan a mundos más allá de lo humano.

En lo que concierne a los seres inorgánicos, soy casi un novicio. Repudié esa parte del conocimiento de los brujos por ser demasiado caprichosa y difícil de manejar. No quiero estar a merced de ninguna entidad, ya sea orgánica o inorgánica.

Lo mejor que uno puede hacer con los seres inorgánicos es lo que tú haces: negar su existencia y al mismo tiempo visitarlos, regularmente, sosteniendo que uno está ensoñando, y que en los ensueños todo es posible. De esta forma uno no se compromete. Te recomiendo que te deshagas del miedo, tanto en tu vida común y corriente como en tus ensueños, para poder salvaguardar así tu unidad psíquica.

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