Comentários de los Lectores – 2a Quincena Agosto – 2011

Publicado por Editor 2 de septiembre de 2011

Antônio Moreira al Editor

(traducción de metro.org.br)

Sugiero la publicación de este luminoso artículo del ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, sobre la muy actual cuestión de las rebeliones ocurridas en algunos países árabes y especialmente en Libia, donde los acontecimientos se desarrollan de forma dramática. Creo que la divulgación de este artículo es esclarecedora sobre la postura de la diplomacia brasileña que está asumiendo un papel cada vez más importante en el mundo. Transcrito del periódico “Folha de São Paulo”, edición del 1º de septiembre del 2011, página A3.

Derechos humanos y acción diplomática

Antonio de Aguiar Patriota

Debemos evitar posturas que vayan a contribuir para el establecimiento de un eslabón automático entre la coerción y la promoción de la democracia.

Comprometido en el plano nacional con los derechos humanos, con la democracia, con el progreso económico y social, Brasil incorpora plenamente esos valores a su acción externa.

Frente a los eventos de la Primavera Árabe, expresamos nuestra solidaridad a la movilización social por mayor libertad de expresión y avances políticos e institucionales en países sometidos a regímenes autoritarios. Tanto en el Consejo de Seguridad como en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, condenamos las violaciones cometidas por los regímenes libio y sirio.

Al velar para que el compromiso con los valores que nos definen como sociedad se traduzca en actuación diplomática, Brasil trabaja siempre por el fortalecimiento de relaciones multilaterales y, en particular, de las Naciones Unidas.

La ONU constituye el foro privilegiado para la toma de decisiones de alcance global, sobre todo aquellas relativas a la paz, a la seguridad internacional y a acciones coercitivas, que engloban sanciones y el uso de la fuerza.

Acciones militares sin la legitimación del Consejo de Seguridad de la ONU, aparte de traer descrédito para los instrumentos institucionales  subscritos por la comunidad internacional como un todo, tienden a transformarse en factor de inestabilidad, violencia y violaciones de los derechos humanos a gran escala, como demostró la intervención militar en Irak.

No nos olvidemos de que el primer derecho humano es el derecho a la vida. La primera obligación de la comunidad internacional al enfrentarse a una situación de crisis es la de evitar el agravamiento de tensiones.

Cada vez que la violencia se disemina, las primeras víctimas son los segmentos más vulnerables: los niños, las mujeres, los ancianos y los desvalidos.

Más allá defender la legalidad de nuestras acciones coercitivas ante la carta de la ONU y el derecho internacional, debemos siempre aplicar medidas adecuadas, con la visión enfocada para los resultados anhelados: la promoción de la democracia, de los derechos humanos, la protección de la población civil y la creación de condiciones de estabilidad que generan oportunidades de progreso económico y social.

El orden internacional no se fortalece con interpretaciones libres de mandatos del Consejo de Seguridad. Y siempre que el orden se debilita, quien padece más son los débiles. Como bien señaló el profesor Richard Falk de la Universidad de Princeton, en entrevista a la Folha de São Paulo, hubo en el caso de Libia una laguna entre lo que fue autorizado por el Consejo de Seguridad y la acción de la OTAN.

La relación entre la promoción de la paz y seguridad internacional y la protección de derechos individuales evolucionó de forma significativa a lo largo de las últimas décadas, a partir de la constitución de las Naciones Unidas, en 1945. No se puede afirmar que esa evolución, positiva en su conjunto, sea obra de un grupo de países en particular.

Ella es fruto de un embate de ideas en que los más poderosos militarmente no estuvieron necesariamente en la vanguardia de los clamores por justicia y equidad. Recuerdo que los primeros esbozos de la Carta de la ONU incluían referencias escasas a los derechos humanos por razones que hoy pueden parecer sorprendentes.

Robert C. Hildebrand, que relata las negociaciones del documento en su obra “Dumbarton Oaks”, atribuye esa circunstancia al hecho de que los Estados Unidos temían cuestionamientos a la segregación racial aún vigente en ese país y a la preocupación del Reino Unido de que su soberanía sobre un vasto imperio colonial pudiese ser puesta en jaque – como efectivamente ocurrió.

La lucha contra el apartheid proporciona un ejemplo elocuente de acción conjunta del mundo en desarrollo contra prácticas que atentan contra la dignidad humana. Cuando el tema fue llevado al Consejo de Seguridad de la ONU, las objeciones a la aplicación de sanciones contra el régimen minoritario sudafricano partieron de miembros permanentes occidentales.

Desde la adopción de la Carta de la ONU, la relación entre promover derechos humanos y asegurar la paz internacional pasó por varias etapas. Sufrió una parálisis en función de la rivalidad ideológica de la Guerra Fría; se benefició del breve momento de consenso internacional del inmediato pos-Guerra Fría y de la acción internacional por la reversión de la invasión iraquí de Kuwait.

A mediados de la década de los 90 surgieron voces que, motivadas por el justo objetivo de impedir que la inacción de la comunidad internacional permitiese episodios sangrientos como los de Bosnia o del genocidio en Ruanda, forjaron el concepto de “responsabilidad de proteger”.

Aunque la responsabilidad colectiva no necesite expresarse por medio de acciones coercitivas para ser eficaz, surgieron voces particularmente intervencionistas y militaristas en el llamado “Occidente” que continúan generando controversia y polémica.

La Carta de la ONU, como se sabe, prevé la posibilidad del recurso a la acción coercitiva, con base en procedimientos que incluyen el poder de veto de los actuales cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad – órgano dotado de competencia primordial e intransferible para la manutención de la paz y de la seguridad internacional.

La aceptación de la responsabilidad de proteger en la normativa de las Naciones Unidas tendría que pasar de esa manera, por la caracterización de que, en determinada situación específica, violaciones de derechos humanos implican una amenaza a la paz y a la seguridad.

Para Brasil, lo fundamental es que al ejercer la responsabilidad de proteger por la vía militar, la comunidad internacional, más allá de contar con el correspondiente mandato unilateral, observe otro precepto: el de la responsabilidad al proteger. El uso de la fuerza sólo puede ser contemplado como último recurso.

Quemar etapas y precipitar el recurso a la coerción atenta contra la “rationale” del derecho internacional y de la Carta de la ONU. Si nuestros objetivos mayores incluyen la decidida defensa de los derechos humanos en su universalidad e indivisibilidad, como se consagró en la Conferencia de Viena de 1993, la actuación brasileña debe ser definida caso a caso, en análisis rigoroso de las circunstancias y de los medios más efectivos para tratar cada situación específica.

En el establecimiento de políticas consistentes en área de los derechos humanos, no hay espacios para generalizaciones ingenuas ni para facilidades retóricas.

Debemos evitar, especialmente, posturas que vengan a contribuir – aunque sea de manera indirecta e inadvertidamente – para el establecimiento del eslabón automático entre la coerción y la promoción de la democracia y de los derechos humanos. No podemos correr el riesgo de retroceder a un estado en que la fuerza militar se transforme en el árbitro de la justicia y de la promoción de la paz.

ANTONIO DE AGUIAR PATRIOTA es ministro de Relaciones Exteriores de Brasil.

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Bruna sobre o artigo «Cinema, Uma Paixão – Balzac e a Costureirinha Chinesa”

De Vânia Rodríguez

Para Baixar o Filme “Balzac e a Costureirinha Chinesa”: http://fwd4.me/0AQT

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Verly, autor, sobre seu artigo “Verdadeiras Verdades”

Olha gente, eu quis mostrar, especialmente para quem acredita em tudo que sai pela voz do povo ou, hoje em dia pela internet, que a maior parte é lenda. São chamadas lendas urbanas.

E como tem mentira espalhada por aí. E o MAIS SÉRIO: COMO TEM GENTE QUE ACREDITA EM TUDO!

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Samara sobre o artigo “Moradores tentam interdição de Depósito de Gás”

deixe o povo trabalhar cambada de mineiros idiotas isso não tem nada haver porque sou uma revendedora em sao paulo .

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Naiara sobre a poesia“Quisera ser….” de Nádia Campos

Liiiindaaa!

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Jack Maddux W. on “Slaves of the 21st Century” of Antonio Carlos Santini

Lord Jesus, Lord Budha, Ramatis, Shaman Gideon Dos Lakotas, St. Francis, Mahatma Gandhi, what other proof do you want?

The size of a man is the exact size of his endevours/works.

Our ego, that is the rational, logical mind/brain, is a three dimentional instrument given to us to experience the relative world. It can never be satisfied, it can never feel complete, it will always be changing its ideas about things. As long as we are belittled into its soverignty, we are truly slaves. The question is then: WHO are you?

haribol!

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Jack Maddux W. on “Reply to the Commentary of the reader Adriano” of Carlos Bittencourt Almeida

I would say that in my opinion, men are entirely more sexual than woman. God played dirty when he made man… our members stay totally swollen untill we get some release! Women on the other hand do not. So, if you look at it that way, we can perhaps can give them a little more slack. right…? c’mon!

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