Aprendendo a Parar el Mundo

Publicado por Editor 30 de junio de 2011

La Vanidad y el Sentimiento de Auto-Importancia

El mundo que nos rodea es muy misterioso. No revela sus secretos tan fácilmente. Mientras encuentres que eres la cosa más importante del mundo, no podrás apreciar realmente el universo que te rodea. Es como un caballo con visera, todo lo que ves está separado del resto. El mundo es realmente un misterio, y los hombres no son mejores que las otras cosas. El sentimiento de auto importancia hace que la persona se sienta pesada, descuidada y vanidosa. Para ser un hombre de conocimiento hay que ser liviano y fluir. Ese sentimiento tiene que ser abandonado, así como la historia personal.

Los videntes, antiguos y nuevos, son divididos en dos categorías. La primera se compone por aquellos que se disponen a ejercitar el autocontrol y son capaces de canalizar sus actividades para metas pragmáticas, que benefician a otros videntes y al hombre en general. La otra categoría está formada por los que no se interesan por el autocontrol ni en ninguna meta pragmática. Es consenso entre los videntes que estos últimos no lograron resolver el problema de la vanidad.

La vanidad no es algo simple e ingenuo. Por un lado, es el núcleo de todo lo bueno que hay en nosotros y, por otro, el núcleo de todo lo que no sirve para nada. Librarse de la vanidad que no sirve requiere prodigios de estrategia. A través  de los tiempos, los videntes homenajearon a aquellos que lo lograron.

Disfrazándose en medio de los cuatro enemigos naturales: miedo, claridad, poder y vejez, la vanidad es nuestra mayor enemiga, piensa sobre eso. Lo que nos debilita es sentirnos ofendidos por lo que hacen o no hacen nuestros semejantes. Nuestra vanidad hace que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien.

Los nuevos videntes recomiendan hacer un gran esfuerzo para erradicar la vanidad de la vida de los guerreros. La vanidad no puede ser combatida con delicadeza. Los guerreros combaten la vanidad por una cuestión de estrategia y no de principios.

El No Hacer

Te voy a decir algo muy simple, pero muy difícil de hacer; te voy a hablar sobre No Hacer, a pesar de no haber forma de hablar sobre eso, pues es el cuerpo el que lo hace. No Hacer es tan difícil y tan fuerte que ni debes mencionarlo. Sólo puedes hacerlo cuando hayas parado el mundo de la primera atención; sólo entonces podrás hablar al respecto libremente, si eso es lo que quieres.

La piedra que está allí es una piedra por causa de hacer. Hacer es lo que vuelve piedra a una piedra y arbusto a un arbusto. Hacer es lo que nos torna tú y yo. Toma esa piedra, por ejemplo. Mirar para ella es Hacer, pero verla es No Hacer. Esa piedra es una piedra por causa de todas las cosas que tú sabes hacer en relación a ella. Le llamo a eso Hacer. Un hombre de conocimiento, por ejemplo, sabe que aquella piedra sólo es una piedra por causa de hacer, de modo que, si no quiere que la piedra sea una piedra, le basta No Hacer.

El mundo es el mundo porque conoces el Hacer necesario para tornarlo mundo. Si no supieras su Hacer, el mundo sería diferente. Un guerrero siempre intenta mudar la fuerza de hacer transformándola en No Hacer. Es aquí que el guerrero tiene una ventaja sobre el hombre común.

Al hombre común le importa saber si las cosas son verdaderas o falsas, pero a un guerrero no. Un hombre común procede de manera específica con las cosas que él sabe que son verdad y de manera diversa con lo que sabe que no es verdad. Si se supone que las cosas son verdaderas, él actúa y cree en lo que hace. Pero si las cosas son supuestamente falsas, él no quiere actuar, o no cree en lo que hace. Un guerrero, al contrario, actúa en ambos casos. Si se supone que las cosas son verdaderas, él actúa con el fin de estar haciendo. Si se supone que las cosas son falsas, él actúa con el fin de No Hacer. ¿Entiendes lo que te digo?

No Hacer es muy simple, pero muy difícil. No es cuestión de entender, sino de dominar la cosa. Ver, naturalmente, es la realización final de un hombre de conocimiento, y ver sólo se logra cuando la persona paró el mundo conocido por la técnica de No Hacer.

Todo eso es asunto de la lucha de un guerrero; y tú lucharás, si no bajo tu propio poder, entonces tal vez bajo el impacto de un adversario valeroso, o con la ayuda de algunos aliados, como el que ya te está siguiendo.

Todo lo que te enseñé hasta ahora fue un aspecto de No Hacer. Un guerrero aplica No Hacer a todo en el mundo y, sin embargo, no te puedo decir más al respecto de lo que ya te dije. Debes dejar que tu propio cuerpo descubra el poder y la sensación de No Hacer.

Cuando cada uno de nosotros nace, trae consigo un circulito de poder. Ese pequeño círculo es puesto en uso casi inmediatamente. Así, cada uno de nosotros ya está preso desde que nace y nuestros círculos de poder son ligados a los de todos los otros. En otras palabras, nuestros círculos de poder son ligados al hacer del mundo con el fin de formar el mundo.

Por ejemplo, nuestros círculos de poder, el tuyo y el mío, están ligados en este momento al Hacer este conocimiento. Estamos formando esta consciencia. Nuestros círculos de poder están girando y formando este conocimiento en este mismo momento. La consciencia que estamos formando es conservada así debido a la fuerza de nuestro círculo de poder.

Entiende, cada uno de nosotros conoce el Hacer consciente porque, de una forma u otra, ya pasamos gran parte de nuestras vidas con ellos. Un hombre de conocimiento, por otro lado, desarrolla otro círculo de poder. Yo lo llamaría el círculo de No Hacer, pues está ligado al No Hacer. Con ese círculo, él puede hacer girar Otro Mundo.
Tu problema es que todavía no desarrollaste tu círculo de poder extra y tu cuerpo no conoce el No Hacer. Todos nosotros fuimos educados a concordar sobre Hacer. No tienes idea del poder que esa concordancia acarrea. Pero, felizmente, No Hacer es igualmente milagroso y poderoso. Tu mundo es este. Tú eres un hombre de este mundo. Y aquí, en este mundo, es el lugar de cazar. No hay forma de escaparse del hacer de nuestro mundo, pues lo que un guerrero hace es transformar su mundo en su terreno de caza. Como cazador, un guerrero sabe que el mundo fue hecho para ser usado. Por lo tanto, usa cada pedacito de él. Un guerrero es como un pirata que no tiene dudas en agarrar y usar lo que quiera, sólo que al guerrero no le importa, ni se siente insultado cuando él mismo es agarrado y usado.

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