Económico y social: sinergias necesarias.

Publicado por Denise Paiva 8 de mayo de 2009

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Hay que reconocer que fue durante el gobierno de Itamar Franco (1993), con su iniciativa y liderazgo, junto a Betinho, Ação da cidadania, Don Mauro Morelli, CONSEA, COEP y el IPEA, que el envolvimiento de las empresas con el compromiso social comenzó a fortalecerse en Brasil, lo que fue liderado por las estatales Banco do Brasil, Caixa Económica, Petrobrás, etc. Pero estamos lejos de llegar adonde debemos y podemos.

Las llamadas “acciones empresariales de responsabilidad social” no forman parte de la médula del negocio. No se transformaron en una ventaja competitiva real para las organizaciones. Son poco consideradas o mal catalogadas. Presentan bellos proyectos que ayudan a unos 50 jóvenes. La única pregunta que olvidaron en la evaluación es: ¿Cuántos jóvenes intentaron participar del proyecto y no lo consiguieron? O, ¿Cuántos siquiera tuvieron la oportunidad de desear participar por la gran falta de información? No me equivoco si digo que si fueron incluidos 50, quedaron afuera 450. Luego viene ese viejo discurso gastado y agotador: es un piloto, un modelo, está siendo testeado metodológicamente. ¿Ustedes conocen algún piloto que duró más de un día? Yo no.
Pensar en inclusión es diagnosticar por la exclusión y aquellos que más lo necesitan carecen de herramientas sociales para la inclusión. Brasil aún no supera los dos desafíos básicos que tiene la inclusión: universalización del registro civil y alfabetización, en un mundo en que hoy, no se concibe más vivir sin internet.

Las acciones de responsabilidad social, a veces no pasan del cumplimiento necesario de las leyes que el ministerio público viene presionando para que sean cumplidas como en los casos de deficientes mentales y estudiantes.

Cuando las acciones de ética social estén entrelazadas, fundidas con la razón de ser y la misión institucional de quien las promueve, serán continuas, imprescindibles, estratégicas y contribuirán al fortalecimiento de las organizaciones y empresas. Serán palancas del desarrollo. No podemos concebir una política de inversión social privada o de ética social empresarial pública que no esté integrada a las directrices de una política de estado que integre la actuación de las empresas con las políticas sociales públicas y busque una coordinación y atención a los choques culturales que provocan. Por más consecuente que sea una empresa pública o privada, ella no va a actuar fuera del área de interés de su negocio. Es necesario promover la evolución del concepto y de las prácticas de lo que hoy es llamado responsabilidad social, que yo personalmente, prefiero llamar ética social para darle un nivel más elevado de desarrollo integral e integrado, sustentable y éticamente responsable.

Jamás conocí algún proceso efectivo de innovación o mudanza que no fuese precedido por un sueño, una utopía o una postura quijotesca. Pido permiso para citar un verso muy conocido de don Hélder Câmara, cantado después por Raul Seixas: “Solo sueño que se sueña, es apenas un sueño. Sueño que se sueña junto es el comienzo de la realidad”. Robando un poco de Fernando Pessoa: “¡Navegar es necesario!”. Podríamos agregar: ¡Soñar es necesario!

Buscando concretar algunas sugerencias para mostrar una nueva guía de lo que llamo ética empresarial, hay aquí algunos puntos.
1) Creación de espacios institucionales específicos para estas cuestiones.

2) Cuidar que los organismos públicos hagan exigencias educativas a sus clientes para efectuar préstamos, negocios o transacciones conjuntas, incorporando una agenda de responsabilidad que concretice: el cuidado del medioambiente, eliminación de formas de explotación, atención a los derechos humanos, consideración de la diversidad de la raza y género, promoción de la cultura popular, etc.

3) Cuidar que los órganos públicos sean inductores a través de sus propios mecanismos y posibilidades, articulando junto a otras esferas del gobierno, políticas de identificación positivas y criteriosas de aquellos que cumplan la agenda ética y estén comprometidos con la ejecución política de inclusión y desarrollo.

4) Introducción de una cultura de evaluación y resultados: en el mundo de los negocios financieros tenemos indicadores objetivos, sensibles y articulados que permiten evaluar fácilmente si las cosas van bien o mal. Sin en el asunto del mérito, esta cultura tiene que llegar al mundo “social”, que tiene una cultura hegemónica e históricamente estructurada hacia el menosprecio del tema de los resultados y, en general, considera como “intangibles” o irrelevantes los indicadores que deben conducir los procesos de monitoreamiento y evaluación.

Las propuestas de evaluación deben rendir cuentas no solo de los procesos, sino también del contraste de los resultados e impactos. No solo de la eficiencia y eficacia, sino también de la efectividad, para que podamos en algunos casos replantear los objetivos, teniendo en mente las razones mayores que vienen del clamor silencioso y de la voz ronca de los excluidos quienes han sido oprimidos históricamente.

5) Un nuevo diálogo presupone un nuevo discurso. El mundo de la economía es el mundo de la racionalidad y objetividad. ¿Cuánto cuesta? ¿Cuál es la relación costo-beneficio? Este lado, según mi punto de vista, es muy positivo y debe extenderse a todos los campos de actividad humanos, tanto a los lucrativos como a los no lucrativos. Aquí reside otra falacia recurrente de la falsa oposición entre lo social y lo económico: no importa el nombre que le sea dado, lucro, superávit o resultado. Todo lo que se hace bien genera lucro, genera resultado, como el brillo en los ojos y la sonrisa de un niño bien cuidado en la sala de cuna; esto dispensa cualquier adjetivación. No estamos valorizando los enredos, formulas indescifrables y cajas negras de algunos monetaristas, escuelas económicas y administrativas o de ciertos afamados organismos sacrosantos. Estamos afirmando que los conceptos fundamentales de la economía que rigen la vida de una buena dueña de casa o de cualquier emprendedor exitoso, son imprescindibles también para las ONG´s y las agencias sociales.

Por otro lado, el discurso enfocado al compromiso social, derechos humanos, valores universales y utopías civilizadoras, deben impregnar el mundo de la economía, finanzas y administración. Paulo Freire proponía una relación de diálogo y trueque entre alumno y profesor en el ámbito de la educación. Un aprender y transferir al otro lo que le hace falta. Hay una reciprocidad en el enseñar y en el aprender. “Mutatis mutandis” es la nueva relación que se impone entre lo económico y lo social para que el mundo social sea también mundo de racionalidad, buena gestión y resultados. Y el mundo de los “negocios” entre comillas sea el mundo ético de los derechos humanos. Si superamos los dogmas y preconceptos históricos podremos crear un diálogo provechoso, una relación de diálogo, como decía Paulo Freire en la educación, en lo económico y lo social y así crear un nuevo dínamo para el desarrollo que soñamos, que hoy se hace necesario y urgente.

Vale la pena reflexionar sobre la contribución de un brasileño que, aunque no haya nacido al lado de acá del límite de Minas Gerais con São Paulo, es un político que expresa en sus ideas y modo de ser la verdadera “mineridad”, o sea, sensibilidad social, simplicidad y compromiso democrático aún dentro de la gestión pública. André Franco Montoro en “Ideologías de lucha”, dice: “La gran tarea de los hombres del siglo XX que se encuentran ante una humanidad oprimida y amenazada de destrucción, es la de construir un mundo diferente en que los progresos de la ciencia y la técnica sean puestos al servicio de la humanidad.”

Concluyo sugiriendo a todos los que no han tenido la oportunidad, que vean el filme del gran cineasta Silvio Tendler, quien transformó la última entrevista hecha en vida del geógrafo Milton Santos en un brillante documental sobre la globalización: sobre las posibilidades de que superemos sus perversidades y nos apropiemos de sus logros y conquistas para el bien de toda la humanidad. El filme “Encuentro con Milton Santos o El mundo global visto del lado de acá” es una propuesta libertaria para estos días tumultuosos.

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