Preparando el Ensueño

Publicado por Editor 21 de mayo de 2019

 

Elegir un tema para ensoñar

Cada guerrero tiene su propia forma de ensoñar. Cada forma es diferente. La única cosa que todos tenemos en común es que hacemos trucos para obligarnos a abandonar la búsqueda. El antídoto es insistir a pesar de todos los obstáculos y decepciones.

La explicación de los brujos para elegir un tema para soñar es que el guerrero elige el tema conteniendo a propósito una imagen en la mente, mientras él para su diálogo interior. En otras palabras, si él es capaz de no conversar consigo mismo por un momento y después mantener la imagen o pensamiento en lo que él desee soñar, aunque sea sólo por un instante, entonces el tema deseado le vendrá. Estoy seguro de que ya hiciste eso, aunque no tengas consciencia del hecho.

Encontrar las manos en el sueño

Los propósitos de ensoñar son el control y el poder. Voy a recordarte todas las técnicas que debes practicar. Primero debes mirarte las manos, como punto de partida. Después desvía la mirada hacia otras cosas y míralas de reojo. Enfoca la mirada sobre el máximo de cosas que puedas. Acuérdate que si sólo miras rápidamente las imágenes no cambian. Después, vuelve a tus manos.

Cada vez que mires tus manos estarás renovando el poder necesario para ensoñar, así que al principio no mires demasiadas cosas. Cuatro cosas bastan cada vez. Más tarde podrás aumentar el número hasta alcanzar todo lo que quieras, pero cuando las imágenes comiencen a cambiar y sientas que estás perdiendo el control, vuelve a tus manos.

Cuando creas que puedes mirar las cosas indefinidamente estarás listo para una nueva técnica. Voy a enseñarte esta nueva técnica ahora, pero espero que sólo la utilices cuando estés preparado.

Aprender a viajar

El siguiente paso a organizarse para soñar es aprender a viajar. De la misma forma que aprendiste a mirar tus manos, puedes obligarte a moverte e ir a los lugares. Primero tienes que establecer un lugar donde quieras ir. Elige un lugar bien conocido… después oblígate a ir allá.

Esa técnica es muy difícil. Necesitas desempeñar dos tareas: tienes que obligarte a ir al lugar determinado; y después, cuando ya hayas dominado esa técnica, tienes que aprender a controlar el tiempo exacto de tu viaje.

Puedes intentar soñar mientras duermes siesta durante el día, verificando si puedes visualizar el lugar escogido, cómo es en el momento en que estés ensoñando. Lo que la persona experimenta soñando tiene que ser congruente con la hora del día en que el ensoñar se realiza; sino las visiones que se pueden tener no son ensoñar, sino sueños comunes. Si estás ensoñando en la noche, las visiones del lugar deben ser de la noche.

Para ayudarte, debes escoger un objeto específico que pertenece al lugar donde quieres ir y enfocar tu atención en él, hasta que él tenga un lugar en tu memoria. Es más fácil viajar soñando cuando se puede enfocar en un lugar de poder. Lleva tu atención a cualquier objeto y después encuéntralo soñando. Del objeto específico que recuerdes, debes volver hacia tus manos y después a otro objeto, y así en adelante.

Borrar la historia personal

Es mejor borrar toda la historia personal porque eso nos dejaría libres de los pensamientos que estorban los otros. Borrar la historia personal es acabar con ella. Primero es necesario tener el deseo de abandonarla. Y después es necesario pasar a cortarla armónicamente, poco a poco.

No tienes que renovar tu historia personal contándoles a tus padres, parientes y amigos todo lo que haces. Por otro lado, si no tienes historia personal, no hay necesidad de explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con tus actos. Y, sobre todo, nadie te prende con sus pensamientos.

Poco a poco debes crear una neblina a tu alrededor; debes borrar todo a tu alrededor hasta que nada pueda ser considerado una cosa sabida, hasta no haber nada correcto ni real. Necesitas comenzar a borrarte.

Comienza con cosas simples, así como no revelar lo que realmente haces. Después, debes abandonar a todas las personas que te conocen realmente bien. Así, construirás una neblina a tu alrededor.

Una vez que te conocen, eres una cosa en que ellos se ligan y, desde ese momento en  adelante, no podrás romper el hilo de los pensamientos de ellos. Personalmente, me gusta la libertad total de ser desconocido.

Nadie me conoce con certeza absoluta, como las personas te conocen, por ejemplo. La circunstancia de yo saber si soy o no un indio yaqui, por ejemplo, no torna eso una historia personal. Sólo cuando otra persona sabe eso es que tal hecho se torna historia personal.

Las mentiras sólo son mentiras si tienen una historia personal. Cuando no tenemos historia personal, nada de lo que se diga puede ser considerado una mentira. El problema tuyo es que tienes que explicarle todo a todo el mundo, obligatoriamente, y al mismo tiempo quieres conservar la frescura, la novedad de todo lo que haces. Bien, como no puedes entusiasmarte después de explicar todo lo que haces, mientes para poder continuar.

De ahora en adelante debes simplemente mostrarle a las personas lo que quieres mostrarles, sin embargo, sin nunca decirles exactamente cómo lo hiciste. Como ves, nosotros sólo tenemos dos alternativas: o consideramos todo cierto y real, o no. Si adoptamos la primera, acabamos golpeados mortalmente, nosotros y el mundo. Si adoptamos la segunda y borramos la historia personal, creamos una neblina en torno a nosotros, un estado muy emocionante y misterioso en que nadie sabe de dónde va a salir el conejito, ni siquiera nosotros.

Cuando nada es cierto, permanecemos alertas, siempre atentos. Es más emocionante no saber atrás de cuál arbusto el conejito está escondido que comportarse como si lo supiéramos todo.

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