La fusión de dos realidades

Publicado por Carlos Castaneda 14 de noviembre de 2013

 

Se alcanza la tercera compuerta del ensueño cuando uno se encuentra en un ensueño mirando a alguien que está durmiendo, y ese alguien, resulta ser uno mismo.

Existen dos fases en cada una de las compuertas de ensueño. La primera, como ya sabes, es llegar a la compuerta, la segunda es cruzarla. Al ensoñar lo que ensoñaste, que te veías a ti mismo durmiendo, es porque llegaste a la tercera compuerta.

La segunda fase consiste en moverse una vez que te has visto dormido. En el tercer portón del ensueño empiezas deliberadamente a fundir tu realidad del ensueño con la realidad del mundo cotidiano.

Ese es el ejercicio, y los  brujos lo llaman completar el cuerpo energético. La fusión entre las dos realidades tiene que ser tan absoluta que necesitas ser más fluido que nunca. Examina todo en la tercera compuerta con gran cuidado y curiosidad.

En la tercera compuerta nuestra tendencia es perdernos en los detalles. Ver las cosas con gran cuidado y curiosidad significa resistir a la tentación casi irresistible de sumergirnos en los detalles.

El ejercicio en la tercera compuerta, como te dije, es consolidar el cuerpo energético. Los ensoñadores comienzan a forjar el cuerpo energético haciendo los ejercicios de la primera y de la segunda compuerta.

Cuando llegan a la tercera, el cuerpo energético está listo para salir, o tal vez sea mejor decir que él está listo para actuar. Infelizmente eso también significa que está listo para quedarse hipnotizado por los detalles.

El cuerpo energético es como un niño que durante toda su vida ha sido prisionero. En el momento en que se siente libre, se empapa de todo lo que puede encontrar, y estoy hablando realmente de todo. Cada detalle minúsculo e irrelevante absorbe totalmente el cuerpo energético.

El detalle más inapropiado se convierte en un mundo para el cuerpo energético. Es descomunal el esfuerzo que los ensoñadores necesitan hacer para dirigir el cuerpo energético. Sé que parece absurdo decirte que veas las cosas con cuidado y curiosidad, pero esa es la mejor manera de decirte lo que tienes que hacer.

En la tercera compuerta los ensoñadores necesitan evitar un impulso casi irresistible de sumergirse en todo, y la manera como lo pueden evitar es siendo tan curiosos, tan desesperados por meterse en todo, que no dejan que nada en particular los aprisione.

Estas recomendaciones que pueden parecer absurdas están dirigidas al cuerpo energético que tiene que unir todos sus recursos para actuar. Parte del cuerpo energético no está actuando todo el tiempo, sino que parte de él. De otra forma tú no habrías ido hasta el mundo de los seres inorgánicos. Ahora todo tu cuerpo energético necesita ser puesto en actividad para realizar el ejercicio de la tercera compuerta. Por lo tanto, para tornarle las cosas más fáciles a tu cuerpo energético, tienes que suspender más que nunca los juicios y dictámenes de la razón.

Los ensoñadores necesitan ser imaginativos para mover el cuerpo energético. En la tercera compuerta la racionalidad es responsable por la insistencia de nuestro cuerpo energético obsesionarse con detalles superfluos. En la tercera compuerta necesitamos fluidez irracional, de abandono irracional para contrarrestar esa insistencia.

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