Respuesta al Comentario del lector Adriano
Comentario del lector Adriano del artículo “Promiscuidad Femenina”:
Estimado Carlos,
Veo que usted es un feminista. No sólo porque la mayor parte de sus clientes son mujeres, sino que percibí que usted tiene un pésimo concepto de los hombres. ¿Usted realmente cree que un hombre logra ser feliz en la promiscuidad, sin ninguna profundidad en la relación? ¿Usted cree que si va a una “casa de mujeres” encontrará hombres felices? ¿O imagina que los tipos don Juan y Casanova son el prototipo de felicidad masculina?
Respuesta del autor:
Yo no sé lo que significa para usted feminista. He sido inmensamente feliz con las mujeres y soy muy agradecido por lo que pude recibir en esa convivencia. Claro que no siempre soy feliz en estas relaciones, pero el sufrimiento eventual es el precio que se paga por el riesgo de vivir. Tengo más amigas que amigos. Si encontrar que las mujeres tienen derechos iguales a los de los hombres es ser feminista, yo lo soy. Yo no sé si los hombres que frecuentan prostitutas son felices, pero si ellos pagan por el servicio es porque algún lucro ven en la situación. Creo que el sueño de la mayoría de los hombres sería tener todas las mujeres que deseen, sin tener que pagar por eso. Tal vez queden infelices con una prostituta porque tienen que pagar. Saben que ella no fue seducida ni conquistada. Es un golpe a la autoestima masculina. Según el relato de prostitutas publicado en la literatura – vea por ejemplo “Diario de Marise” de Vanessa de Oliveira – una gran parte de la clientela es de hombres casados. Creo que la mayoría de los hombres preferiría una esposa fija, un hogar seguro y otras eventuales, sin tensión ni secreto.
La principal diferencia que veo entre hombres y mujeres en esta cuestión es que las mujeres casi siempre desean un envolvimiento erótico y afectivo, aunque sea con el amante. Y raramente mantienen un lazo afectivo y erótico con dos hombres por largos períodos de tiempo. Tienden a optar o a reservar los sentimientos más profundos para uno de los compañeros y a veces mantienen el otro lazo por razones no siempre afectivas, sino por otro tipo de intereses: económicos, prácticos, por tener hijos en común, etc. Pero la mayoría de los hombres sienten placer en relaciones casi puramente eróticas, sin afecto, o con poco afecto y sin compromiso. Para la mayoría de las mujeres la palabra compromiso les calienta el corazón. Para muchos hombres, principalmente si ya tienen una compañera fija, el compromiso significa ausencia de libertad, prisión, peso y hasta riesgo patrimonial y financiero. Para la mayoría de los hombres, teniendo ya una compañera fija y segura, decir que tuvieron diez aventuras con otras mujeres a lo largo del año es un motivo de gloria. Que yo sepa, dentro de lo que conocí hasta hoy sobre las mujeres, el mismo hecho no las dejaría felices. Casi siempre las mujeres que tienen varios compañeros a lo largo de un año es debido a que están buscando un puerto seguro o para substituir la relación principal, o para complementarla en deficiencias importantes.
Al respecto de que yo tenga un pésimo concepto de los hombres es una media verdad. Soy hombre, heterosexual en todos los sentidos, y no me considero un pésimo ser humano. No soy el único. Pero no soy yo el que inventó el hecho de que casi todas las violaciones son masculinas, la grand mayoría de los casos de violencia física entre parejas son masculinas y que la mayor parte de la población carcelaria es masculina. Digamos que el género masculino, tomado de forma global, no tiene “ficha limpia”. No me avergüenzo de ser hombre, nunca. Lo soy y con mucho orgullo. Pero creo que los hombres tienen mucho que mejorar.
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